sábado, 2 de marzo de 2013

Massa ve el final del túnel


Felipe Massa es otro. Ya no hay caras largas, ni la abulia que se le palpaba desde que Fernando Alonso llegó al equipo en el invierno de 2010. Incluso cuando el clima no le acompaña y le ha obligado a casi perder dos valiosísimos días por culpa de la lluvia en Barcelona. Aparece tranquilo y sonriente, casi confiado.
El final del año pasado parece haberle devuelto esa determinación perdida, cuando llegó a estar a 156 puntos de distancia del español en el campeonato. El abrazo de Fernando al bajarse en Interlagos, para agradecerle que hubiese perdido una posible victoria por ayudarle a conseguir el título, ilustró el cambio de plano al que parece haber regresado Felipe.

Es sabido que en el verano de 2012, cuando peor era su situación y cuando se le daba casi por sentenciado para seguir en Ferrari, Massa recurrió a la ayuda profesional de un psicólogo. "Empecé entonces con ese trabajo y sigo con él este año, porque me ha ayudado mucho. Creo que este año va a ser diferente", dice esbozando media sonrisa. No quiere extenderse mucho, pero lo dice con naturalidad. "Tenía un problema que estaba en mi cabeza y a partir de entonces todo empezó a cambiar. Los resultados hicieron luego mucho más que el psicólogo, pero seguiré con él", reconoce.
Antes de esas palabras, Felipe pudo empezar a calibrar la consistencia del nuevo F138, que en sus manos cubrió el primer simulacro de carrera completa en esta pretemporada. Fue una carrera atípica, quizá como la de Hockenheim (Alemania) del año pasado, con inicio en mojado y gomas intermedias y final con calzado de seco.
"Ha sido un día muy positivo. En las tandas iniciales, con la pista mojada, me he ido con muy buenas sensaciones, pues me he visto bien en comparación con otros rivales que estaban en pista en ese momento". Se refiere el de Ferrari a que su coche, con 110 kilos en el depósito, no tenía problema para colocarse primero en una tanda de 30 vueltas consecutivas con las gomas intermedias. Buena señal. También fue el primero en poner los lisos con bastante agua en la pista todavía.
La otra prueba que pasó el Ferrari fue la de la fiabilidad, pues no hubo contratiempos tras 66 vueltas. El coche quedó parado en el asfalto una vez cubierto el kilometraje previsto, para comprobar la capacidad real del depósito de combustible. Es una rutina de cada pretemporada. "Estar en el podio de Australia sería fantástico", aventura.

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